sábado, 3 de abril de 2010

POR UNA CABEZA

Fue la cabeza salvadora, porque claro, este Temperley es tozudo y mas allá de sus limitaciones o puntos flacos, actitud le sobra y por ello, pese a la mala racha que comenzó con Los Andes, pelea por un lugar en el Reducido.

Cinco minutos antes del gol, Quiñónez había impactado un cabezazo en el punto del penal pero no pudo darle dirección y la bocha murió en las manos de Villalba., A los 37, el Ex Español, ese guerrero silencioso, pensó que si un rato antes solo pudo aparecer en el área, porque no iba a ir al mismo lugar y si se encontraba con la redonda, trataría de ponerla mas cerca del palo.

Toda la teoría se pasó a la práctica y el grito fue interminable. Porque por el momento no fue solo un gol, no fue nada más que un 1-0.

Los dirigidos por Vivaldo salieron a copar el campo de juego y monopolizar la pelota y lo lograron, pero si no pasaba por Brito, los recursos eran mínimos para sorprender. Luís López peleado con el Mundo, Carreira intermitente y solo en la subida de algún volante central, aparecía el oxigeno que necesitaba el ex Deportivo Coreano.

Un remate del “Tati” Bustos Montoya tras un pase en cortada de Carreira, mas un tiro de Brito que quiso agarrarlo dormido al arquero, fue de lo mejor de una pobre primer etapa del local.
Los dirigidos por Ruiz atinaron a manejar los hilos con Cisterna y Frantini por derecha y terminar las jugadas por el costado opuesto, ya que Galeano superaba por físico y velocidad a Carreira y Martínez.

Fue por eso que el volante por izquierda de Armenio primero de zurda y luego de derecha hizo estirar a Crivelli y paró todos los corazones en el Beranger.

Vivaldo metió mano en el segundo tiempo y antes del cuarto de hora mandó a la cancha a Sergio López por Tessoro y Álvarez en lugar de Brito que seguramente estaba disminuido en lo físico porque si, no se entiende ya que había sido el mejor.

Los minutos pasaban y a los ponchazos, con las buenas intervenciones de López como volante por izquierda y su pegada que casi termina en un gol olímpico, el “Celeste” inquietaba.
Los de Maswitchz pensaron que el empate no era nada malo, sacaron a Pelanda y se resguardaron juntando gente, no marcando y sin el balón.

A los 32, Sergio López tiró un centro con rosca desde la derecha y Quiñónez cabeceó débil a las manos de Villalba.
Ese iba a ser el preámbulo del grito sagrado porque cinco mas tarde, mismos interpretes de la maniobra pero distinto desenlace dado que en el nudo de esta novela dramática, el ex Español pudo conectar la pelota con mas fuerza y mas precisión para que la red se infle y los corazones “Gasoleros” latan cada vez mas rápido.

De ahí en mas, un Armenio impotente se acercó al área y un Temperley guerrero, defendió con uñas y dientes, no solo una victoria, sino una soga que lo saca de las penumbras y lo pone otra vez en la lucha, esa de la que no se baja por ser “Cabezón”, testarudo y por tener corazón.

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